Primer contacto con el Tibet

Al poner un pie en la estación de trenes ya vemos que está lleno de militares y el ambiente es muy diferente a lo que venimos acostumbrados. Con cara de pocos amigos, prohiben sacar fotos o dejar cosas en el suelo. Están por todos lados por lo que sacar una foto a veces es inebitable que salgan, aunque si se dan cuenta se ve que te confiscan la cámara de fotos! Nosotros, por descuido o intención hemos conseguido retratar a los militares, aunque sea de espaldas!

Nuestro guía nos espera con un cartelito con nuestros nombres (nunca nadie nos espera en los sitios por lo que nos ha hecho gracia). Debido a la situación política actual del Tibet está terminantemente prohibido viajar por libre. En marzo cerraron los pasos para los turistas y ahora los han vuelto a abrir siempre y cuando tengas un tour contratado y varios permisos.

Lhasa, es la capital del Tibet y aquí nos quedamos dos días para aclimatarnos al temido mal de alturas. Por el momento lo llevamos muy bien, con algún dolor de cabeza que otro pero todo soportable.

En Lhasa se encuentra el Palacio de Potala, famoso por películas como 7 años en el Tibet y en el tema cultural por ser la residencia de invierno de todos los Dalai Lama de la historia. Han pasado 14 Dalai Lama por el palacito (cuenta con más de 1000 habitaciones!). El últmo lleva exiliado en la India desde 1959!! y ha llegado a tener más de mil monjes! Hoy en día se encuentra deshabitado y solo apto para el turismo.

El Palacio es espectaular y hemos pasado un buen rato haciendo fotos de todos los colores. Nos encanta, aunque a los policías y militronchos que hay por todos lados no les hemos hecho nada de gracia y varias veces nos han llamado la atención por saltar y dejar la mochila en el suelo.

Después de gastar tanta energía en los saltos, el guía nos ha llevado a un “restaurante” local para probar la famosa carne de búfalo. Menos mal que hemos comido antes de ver como sale al mercado!!