Más barato que en Eroski

A lo largo de nuestra vida siempre hay momentos que nos quedan grabados en la memoria. Es curioso, en ocasiones no nos acordamos de lo que hicimos ayer pero sin embargo nos acordamos perfectamente de lo que vivimos 10 años atrás.

En este artículo os queremos hablar de uno de esos momentos que por más que pasen los años permanecerá siempre en nuestra retina. Sucedió en el año 2009.

En aquel año, nos encontrábamos viajando por La India, país especial donde los haya.

Recorriendo La India, todo son extremos. El caos de sus calles con vacas, hombres, bicis, vehículos entremezclados por todos lados, los ruidos de gente hablando, vendedores ambulantes, los olores de sus mercados o las mil imágenes impactantes que ves una y otra vez.

Y por último la suciedad. No hay que ser muy hábil para saber que La India no destaca por ser un país limpio. La suciedad de la mayoría de sus calles también es extrema, montones de basura por el suelo mezcladas con excrementos de su animal sagrado e intocable, al menos para los pobres porque la gente con dinero suficiente puede ir a un buen restaurante y comerse un buen entrecot.

Esta suciedad hizo que nuestras flip flop, esas chanclas de playa que todos solemos llevar de vacaciones, pasaran todo el tiempo en la mochila sin ser utilizadas.

Finalmente llegamos a Jaisalmer, ciudad espectacular la mires por donde la mires. Al adentrarte en su fortaleza es como retroceder cientos de años en el tiempo, una auténtica gozada.

Además, al caminar por sus calles nos cercioramos de que es una ciudad limpia, por lo menos muchísimo más limpia que las ciudades que habíamos visitado hasta ahora.

Al ser tan limpia, llegó el momento para que nuestras flip flop dejaran de calentar banquillo. ¡Qué bien se camina con chanclas en un país donde el calor también es extremo! ¡Qué placer! Parece una tontería pero en un país donde el calor también es extremo, caminar sin calcetines y bambas es como caminar en el paraíso, la sensación de calor baja al menos unos grados dejando la temperatura de sensación infierno a sensación casi infierno. 😛

Vamos caminando y de repente oímos: “Amigo amigo, ven, más barato que en Eroski”. En cualquier situación del mundo mundial no nos hubiéramos girado para mirar quien nos llamaba pero después de varias semanas es la primera vez que oímos a un indio hablarnos en español así que nos giramos.

Es sólo un segundo el que miro (Javi) mientras camino y el destino quiere que la madre de todas las cacas de vacas se plante enfrente de mí. Una montaña inmensa de excremento recién hecho. Lo piso y me hundo en caca de vaca hasta las rodillas. Como está recién hecho y las flip flop resbalan estoy a punto de caerme de cuerpo entero en la caca Everest pero por suerte lo evito de milagro.

Igualmente, tengo las piernas impregnadas de caca de vaca y en ese momento maldigo haber mirado al vendedor pero ya no hay marcha atrás. Sólo pienso en llegar al hotel y lavarme. El camino resulta un infierno para mí ya que mientras camino angustiado Bibi y todos los indios con los que nos cruzamos no paran de reírse. La verdad es que debió ser muy cómico.

Ya en el hostal tengo que quitarme caca de vaca hasta de debajo de las uñas de los pies pero después de un buen rato en la ducho quedo limpio y esta historia queda en uno de esos momentos inolvidables para nosotros.

Dicen que pisar una caca de suerte. Ahora ya sabéis porque soy la persona más afortunada del mundo. Pisé la caca de vaca más grande de todas.

Por último y por haber compartido esta historia, creo que me merezco un regalo. Por eso aproveche este artículo para decir la web de puntcentric está realizando un concurso para bloggers en el que podemos elegir nuestro propio regalo así que elegimos lo siguiente:

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De esta manera, podremos irnos de camping y seguir viajando y contando historias como esta.